La call volvió a valores altos y, según analistas, la política creó “desfasajes e imprudencias”.
La preocupación del gobierno porque la inflación no acelere su ritmo de aumento lo llevó a intervenir en el mercado volcando dólares, retirando pesos y creando así una falta de liquidez en moneda nacional importante en la economía. A partir de esto, la tasa call de préstamos a un día entre instituciones financieras se disparó, llegando a un pico de 25% el lunes pasado, valor al que no llegaba, de acuerdo a la serie de la Bolsa Electrónica de Valores (Bevsa), desde el 30 de enero de 2014.
Consultados por El Observador, tanto el analista financiero Andrés Escardó como el gerente de Riesgos del HSBC, Enrique Goyetche, coincidieron en que si bien no se trata de una situación grave para la economía, se ha configurado una situación lejos de ser ideal.
Los bancos deben enfrentar los requisitos de encajes que el Banco Central establece y se ven forzados a pagar muy caro por el dinero que permite que sus arcas cierren el día por encima de los mínimos requeridos.
El otro efecto de esta política, que el economista y socio de CPA Ferrere, Gabriel Oddone, describió en un evento el miércoles pasado como una “intervención más o menos agresiva, más o menos oculta de las autoridades”, fue el andar “a contrapelo” en el precio del dólar, respecto a otras monedas relevantes para el país. Mientras que el billete verde ganó valor en el mundo, en Uruguay se abarató.
Lo dicho por Oddone se respalda por los datos del Banco Central que muestran que, desde julio, el organismo se está deshaciendo de reservas sin contrapartida. Al cierre de julio estaban en un máximo de US$ 8.354 millones y el miércoles se ubicaban en US$ 7.664 millones. Eso implica una caída de 8,3% en cuatro meses.
En lo que va del cuarto trimestre del año, de los US$ 414 millones de posiciones en dólares que redujo el BCU, 87% correspondió a cancelaciones de contratos forward. Esta operación no fue compensada por una nueva compra de dólares, por lo tanto, la contraparte en pesos fue dinero que salió del mercado, generando una reducción de la liquidez en moneda nacional.
Consultados por El Observador, tanto el analista financiero Andrés Escardó como el gerente de Riesgos del HSBC, Enrique Goyetche, coincidieron en que si bien no se trata de una situación grave para la economía, se ha configurado una situación lejos de ser ideal.
Los bancos deben enfrentar los requisitos de encajes que el Banco Central establece y se ven forzados a pagar muy caro por el dinero que permite que sus arcas cierren el día por encima de los mínimos requeridos.
El otro efecto de esta política, que el economista y socio de CPA Ferrere, Gabriel Oddone, describió en un evento el miércoles pasado como una “intervención más o menos agresiva, más o menos oculta de las autoridades”, fue el andar “a contrapelo” en el precio del dólar, respecto a otras monedas relevantes para el país. Mientras que el billete verde ganó valor en el mundo, en Uruguay se abarató.
Lo dicho por Oddone se respalda por los datos del Banco Central que muestran que, desde julio, el organismo se está deshaciendo de reservas sin contrapartida. Al cierre de julio estaban en un máximo de US$ 8.354 millones y el miércoles se ubicaban en US$ 7.664 millones. Eso implica una caída de 8,3% en cuatro meses.
En lo que va del cuarto trimestre del año, de los US$ 414 millones de posiciones en dólares que redujo el BCU, 87% correspondió a cancelaciones de contratos forward. Esta operación no fue compensada por una nueva compra de dólares, por lo tanto, la contraparte en pesos fue dinero que salió del mercado, generando una reducción de la liquidez en moneda nacional.
Por otra parte, observando las licitaciones de letras de regulación monetaria (LRM), puede notarse que agosto fue, de los últimos seis, en el mes que más dinero se licitó –$ 18.800 millones–, adjudicándose mucho más de lo propuesto –$ 22.009 millones–. La intención contractiva del Central, “secando” la economía de pesos, se hace evidente al observar que en los últimos cuatro meses se aceptó siempre más que el total licitado.
Una consecuencia de esto se vio en las pizarras de los cambios de capital, que todavía no muestran el mismo comportamiento del dólar que otras economías similares, impulsado por las novedades que llegan desde Estados Unidos, de una economía cada vez más fuerte. La semana pasada, luego de dos fuertes subas consecutivas, la divisa estadounidense cerró con una baja de 0,35%.
“Algo está mal”
Goyetche describió la situación como de “incertidumbre” y subrayó que se ha configurado una situación coyuntural que no es prudente: “En una economía en la cual hay una inflación de 8% y una tasa de interés de 20%, hay un desarbitraje, algo está mal”, explicó. Agregó que esta situación puntual puede haberse “estirado un poquito más”, y vaticinó: “Nosotros entendemos que sobre mediados de mes o un poco antes debería empezar a normalizarse”.
Dando un respiro a la liquidez, Goyetche informó que a mediados de mes hay algunos vencimientos de letras que devolverán pesos a la economía. Por otra parte, en diciembre las empresas pagan aguinaldos, esto hace que las mismas vendan sus dólares e inunden de pesos el mercado. Sin embargo, esto podría funcionar como una presión a la baja del dólar. Por eso algunos especialistas consultados por El Observador en los últimos días, entienden que el Central intervendrá para que el dólar cierre más cercano al $ 24,5 de la última proyección de analistas locales, que del actual $ 23,9.
En referencia a esto, Oddone opinó que el dólar de ahora en más subirá: “El tipo de cambio sigue hacia adelante. Este (la baja de los últimos meses) es un fenómeno estrictamente circunstancial vinculado a la percepción o la preocupación que el gobierno tuvo en agosto. Pero a partir de disipadas esas dudas, con el precio de petróleo hoy abajo y pudiendo estar tranquilos en que la tensión sobre el sistema de precios está disipada, seguramente lo que veremos en las próximas semanas, si bien ya lo estamos viendo, es un tipo de cambio que retoma su ritmo ascendente”.
Una consecuencia de esto se vio en las pizarras de los cambios de capital, que todavía no muestran el mismo comportamiento del dólar que otras economías similares, impulsado por las novedades que llegan desde Estados Unidos, de una economía cada vez más fuerte. La semana pasada, luego de dos fuertes subas consecutivas, la divisa estadounidense cerró con una baja de 0,35%.
“Algo está mal”
Goyetche describió la situación como de “incertidumbre” y subrayó que se ha configurado una situación coyuntural que no es prudente: “En una economía en la cual hay una inflación de 8% y una tasa de interés de 20%, hay un desarbitraje, algo está mal”, explicó. Agregó que esta situación puntual puede haberse “estirado un poquito más”, y vaticinó: “Nosotros entendemos que sobre mediados de mes o un poco antes debería empezar a normalizarse”.
Dando un respiro a la liquidez, Goyetche informó que a mediados de mes hay algunos vencimientos de letras que devolverán pesos a la economía. Por otra parte, en diciembre las empresas pagan aguinaldos, esto hace que las mismas vendan sus dólares e inunden de pesos el mercado. Sin embargo, esto podría funcionar como una presión a la baja del dólar. Por eso algunos especialistas consultados por El Observador en los últimos días, entienden que el Central intervendrá para que el dólar cierre más cercano al $ 24,5 de la última proyección de analistas locales, que del actual $ 23,9.
En referencia a esto, Oddone opinó que el dólar de ahora en más subirá: “El tipo de cambio sigue hacia adelante. Este (la baja de los últimos meses) es un fenómeno estrictamente circunstancial vinculado a la percepción o la preocupación que el gobierno tuvo en agosto. Pero a partir de disipadas esas dudas, con el precio de petróleo hoy abajo y pudiendo estar tranquilos en que la tensión sobre el sistema de precios está disipada, seguramente lo que veremos en las próximas semanas, si bien ya lo estamos viendo, es un tipo de cambio que retoma su ritmo ascendente”.
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