A pesar de la suba del tipo de cambio, Uruguay sigue siendo más caro que sus socios comerciales. Ocupaba en abril el sexto puesto
Con un dólar a $ 19,51 –e incluso 10 centésimos más caro en la última operación realizada ayer–, Uruguay bajó 11 posiciones en el ranking de los más apreciados. Sin embargo, todavía le queda un largo trecho para alcanzar a los países más relevantes –como Brasil y China– cuyas monedas poseen todavía una dinámica muy distinta a la del peso uruguayo.
A pesar de la fuerte suba del dólar en las últimas tres operativas locales, el peso uruguayo todavía mantiene una apreciación interanual mayor que la registrada en 13 de los 15 países y regiones identificadas como relevantes para Uruguay, ya sea por su volumen de negocios con el país o por tratarse de competidores directores en el mercado internacional. En el año móvil finalizado ayer, el peso uruguayo se apreció 4,5% frente al dólar.
Esa variación fue solo mayor en México (12,5%) y Nueva Zelanda (7,5%) entre los países más relevantes. Incluso en el caso de Australia, Colombia, Brasil, Reino Unido, Argentina, Japón y Venezuela, su moneda doméstica no se apreció, por el contrario, perdió valor frente al billete verde.
Si bien la evolución del tipo de cambio como variable aislada es un indicador muy parcial de la competitividad –es importante considerar qué pasa con los precios a nivel local y cómo evolucionan en el resto de los países–, permite una primera aproximación. De hecho, hoy en día, se trata del componente más volátil y salvo contadas excepciones –como Argentina y Venezuela–, los precios al consumo suben más en Uruguay que en el resto del mundo, con lo cual ver únicamente la evolución del tipo de cambio en el último período no exagera los problemas de competitividad, sino que los subestima.
Medidas y expectativas
En los últimos meses, el dólar en Uruguay se comportó a contrapelo del mundo. Mientras que la tónica global era de un dólar al alza, en Uruguay se mantenía prácticamente planchado, pocos centésimos por debajo de $ 19. El sector privado –alentado por la avidez de los inversores externos por títulos de deuda uruguayos– solo quería deshacerse de sus dólares, y su precio frente al peso lo terminaba marcando cada día el Banco Central a través de sus compras en el mercado.
El precio a pagar era un aumento del gasto público por la vía de los intereses pagados por la deuda emitida por el gobierno para hacerse de los pesos con los cuales salir al mercado a comprar divisas, además de una fuerte caída de la competitividad. Todo eso tenía sentido en un escenario de inflación peligrosamente alta, donde el dólar bajo permitía contener la suba de los precios domésticos.
Entre enero y abril, la inflación se desaceleró, de 8,7% a 8,1% interanual. Al mismo tiempo, el componente doméstico de la inflación –aquel que obedece a la dinámica interna de formación de precios– pasó de subir a una tasa de 10,2% a una más moderada de 9,8%. Las perspectivas además cambiaron. Los precios internacionales cayeron más de lo esperado y todo indica que esa tendencia se mantendrá en el correr del año. Al mismo tiempo, la desaceleración de la economía uruguaya reduce las presiones internas sobre el nivel de precios.
La semana pasada trascendió en la prensa que es inminente la implementación de mayores controles al ingreso de capitales especulativos desde el exterior. El Observador y otros medios publicaron que el gobierno se encuentra en una fase de revisión de sus instrumentos de política en busca de frenar la entrada de divisas desde el extranjero. El País aseguró incluso que el gobierno ultima los detalles para extender, a partir de junio, a los títulos de deuda del Tesoro el encaje equivalente a 40% del valor nominal a los no residentes, que actualmente rige para los títulos del Banco Central.
De implementarse esa medida, menguará de forma importante el ingreso de capitales especulativos y eso cambió completamente las expectativas de tipo de cambio de los agentes financieros. Ante una eventual suba del dólar, los agentes intentan adelantarse y rearmar sus portafolios comprando dólares baratos. Por ahora, el resultado es el cambio en las expectativas. Si el gobierno consolida el anuncio e implementa efectivamente las medidas esperadas, el dólar conservará el ajuste. De hecho, la reacción anticipada habrá suavizado el proceso y evitado que el dólar se dispare de forma brusca. Por el contrario, si las medidas no llegan, los dólares del exterior seguirán entrando y Uruguay volverá al club de los más apreciados
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