Perfil. Interés es mayormente de argentinos y por campos para granos
El interés por invertir en activos fijos, el encarecimiento de los commodities y la perspectiva de que las tierras que producen alimentos serán las más cotizadas está generando una nueva corriente de extranjeros interesados en comprar hectáreas.
"El mercado está muy tonificado porque hay una ecuación que siempre da acierto: altos precios de las materias primas, elevados valores de los productos agropecuarios y depreciación del tipo de cambio", aseguró a El País Sebastián Da Silva, integrante de la empresa Da Silva Agroinmuebles.
Esa situación está reimpulsando el mercado de las tierras y atrae a inversores que están dispuestos a producir en Uruguay. En paralelo, los grandes grupos agrícolas buscan expandirse o mejorar la composición de sus activos.
Solo en el primer semestre del año se concretaron 950 operaciones -9,3% más que en igual período de 2009- que abarcaron 180.000 hectáreas de tierra -25,8% más- y por las cuales se obtuvo US$ 451 millones, esto es, un 37,5% más de lo que se había movilizado en igual lapso del año anterior, según datos de la Dirección de Estadísticas Agropecuarias.
Para Da Silva eso se convierte en "un círculo extremadamente virtuoso, porque esos nuevos inversores ingresan al circuito de la producción comprando tierras a valores que, lejos de especular con la inversión, obligan a apostar al uso de una mayor tecnología y a darle mayor valor agregado a sus producciones".
Dentro de esta nueva ola de inversiones extranjeras está el manifiesto de gobiernos como el de Irán y Qatar que le plantearon al Presidente José Mujica el interés de comprar tierras agrícolas en Uruguay para desarrollar proyectos productivos, pero ese interés no repercutió sobre los precios, ni sobre la demanda, dicen los operadores
La preocupación del gobierno por la extranjerización de la tierra no es nueva, pero cobró más fuerza a partir de esas expresiones motivando la preparación de una ley que acote las compras de extranjeros. Lo cierto es que, hasta ahora, sólo hubo expresiones de interés verbales y los operadores niegan haber recibido consultas directas procedentes de gobiernos. A los Estados se suman misiones extranjeras, como las que vinieron de Arabia Saudita o Colombia días atrás con más de 230 empresarios, buscando descubrir posibilidades de intercambio e inversión.
Si bien no hay números oficiales sobre qué porcentaje del territorio está en manos de extranjeros hay estimaciones en base al Censo Agropecuario 2000 que rondan el 11%.
REALIDAD. En este nuevo desembarco de inversiones extranjeras, las tierras de aptitud agrícola son las más demandadas lo que lleva a que un campo agrícola en el litoral valga entre US$ 7.000 y US$ 9.000 la hectárea, de cuerdo a los operadores. Es que según sostienen casi no hay campos agrícolas para vender lo que hace que los propietarios se pongan firmes al negociar.
Tal como viene ocurriendo desde hace años, "esta nueva ola está impulsada por inversores argentinos de punta y algunos otros de esta región", explicó Da Silva a El País.
Hoy las preferencias de los inversores extranjeros están centralizadas en la cuenca agrícola tradicional, pero sin dejar de mirar hacia las nuevas cuencas que se están armando en tierras con aptitud para granos que antes eran dominadas por la ganadería.
"Los inversores apuestan a muy largo plazo, no especulan y la rentabilidad juega un rol preponderante".
En el caso de Da Silva, el inversor "es una familia que encuentra un manto de estabilidad política ideal y quiere radicarse para producir. Muchos están tramitando la ciudadanía y quieren vivir en las tierras donde producen".
Pero hay otro tipo de inversor en el mercado que también compite: las grandes empresas agrícolas ya instaladas.
"El 70% de la demanda está dada por los grandes grupos agrícolas ya instalados que quieren agrandar sus áreas y el otro 30% son productores individuales", según Eduardo Caldeyro, principal de Caldeyro Stajano, Bienes Raíces.
Federico Rodríguez, operador de Cerro Largo, coincidió en que existe una fuerte corriente de empresas argentinas interesadas en tierras notándose una baja presencia de agricultores individuales.
Rodríguez afirmó a El País que, al menos en su zona, donde se encuentra la nueva cuenca agrícola en formación compuesta por campos que antes ocupaba la ganadería, el mercado no muestra la locura de las anteriores olas de inversiones. "En esta zona apareció algún agricultor brasileño a revisar campos, alentados por el tipo de cambio, pero también porque en su país la oferta cayó y los precios subieron", explicó.
En este caso son empresarios que intentan reponer áreas en sus empresas y por lo general no apuntan a campos con una gran aptitud agrícola, sino a predios más diversificados, donde también se pueda plantar arroz o hacer ganadería. Pero en el mercado, también se dan casos de inversores locales que salen a reponer áreas.
Este podría ser el caso de New Zealand Farming System que se deshizo de dos predios y, según afirmó el gerente general de PGG Wrightson Uruguay y asesor de la firma Carlos Miguel de León en una conferencia el viernes pasado, saldrá en busca de nuevas tierras.
Celulosa, frigoríficos y agricultura
En los últimos 20 años, las fuertes inversiones en tierra partieron de empresas forestales que apostaron a la producción de celulosa y adquirieron campos en Fray Bentos, Paysandú, Rocha y Tacuarembó. Según los operadores hoy no se están dando negocios por campos forestales, rubro en el que las empresas apuestan a plantar las tierras que ya compraron. Pero la inversión en el agro tuvo un fuerte crecimiento después de 2003 con la expansión de la agricultura granelera, liderada por la soja que hoy alcanza cerca de 1 millón de hectáreas. Entre los inversores, se encuentran grandes compañías argentinas, como El Tejar. También se registraron apuestas a nivel de grandes grupos frigoríficos con la adquisición de parte de Marfrig de plantas en San José, Colonia, Tacuarembó, Fray Bentos y Salto y JBS Friboi que tiene una planta en Canelones. Pero fue la inversión del grupo Breeders & Packers Uruguay la que más allá de invertir en una planta en Lavalleja, adquirió tierras en Durazno para desarrollar proyectos.
Fuente: El País / 25-10-2010
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