miércoles, 9 de abril de 2014

BCU lanzó iniciativa para captar e incentivar ahorro de familias.

Será flexible, a diferencia de los plazos fijos, y contribuirá a moderar presiones inflacionarias.


El Banco Central del Uruguay (BCU) anunció ayer el lanzamiento de una iniciativa para canalizar y simplificar el ahorro de las familias y acentuar así el énfasis de su política monetaria contractiva. El BCU convocó a distintos actores del sistema financiero para crear un Fondo de Inversión –por medio de un fideicomiso financiero– que contará en un principio con el respaldo de las Letras de Regulación Monetaria (LRM).

Los agentes financieros (bancos, corresponsales financieros u otras instituciones) se encargarán luego de ofrecer una participación de esas LRM a 30 días por un monto que no “será prohibitivo”. Esto allanará el camino a muchos ahorristas que hoy tienen impedimentos para acceder a estos instrumentos de inversión por los altos costos de intermediación o los mínimos de compra que se exigen. 

La participación en el Fondo de Inversión para que los particulares puedan adquirir LRM será en pesos nominales. Pese a las elevadas tasas de inflación y tendencia a la apreciación del dólar en el mercado, el BCU confía en que el instrumento tendrá una respuesta del mercado. Una LRM a 30 días tiene hoy un rendimiento de 15,65%. 

El titular del BCU, Alberto Graña, explicó en conferencia de prensa –la primera que da desde que asumió– que el objetivo de la promoción de este instrumento “es que el inversor minorista, que cuenta con cuentas corrientes, caja de ahorro o dinero circulante, alcance mayores niveles de inclusión financiera”. Por otro lado, explicó que también pretende “fortalecer los mecanismos de transmisión de la política monetaria. “Creemos que la promoción de este instrumento va a permitir la mejora de la eficiencia de la política monetaria y le dará un mayor poder en el combate a la inflación”, aseguró Graña.

En su presentación, el presidente del BCU indicó que las actuales presiones inflacionarias obedecen a que, en algunos sectores, la demanda crece por encima de lo que la oferta puede cubrir. “Desde ese punto de vista, la canalización del ahorro puede contribuir a mitigar procesos inflacionarios”, según el funcionario.

Graña dijo que la idea de esta iniciativa es que una familia, un ahorrista “no sofisticado”, pueda tener un “incentivo” para colocar algo de su ahorro en un instrumento superior al que ofrece el mercado actualmente, como pueden ser los depósitos a plazos fijos. El ahorrista tendría el beneficio de poder apostar a una inversión “más líquida” que permitiría que el inversor pueda hacerse del dinero en un plazo que, a priori, no excedería los tres días. Además, los costos de las transacciones “serán muy inferiores” a los que debe pagar hoy un inversor minorista. “Esta iniciativa apunta a la universalidad y democratización del ahorro”, resaltó el titular del BCU.

Si bien aún no está definido cuándo comenzará a regir este instrumento, será en el corto plazo aseguró Graña ante una consulta de El Observador. “El impulso de este instrumento es una prioridad para el banco y nos consta que en el sector privado hay interés por esta iniciativa”, aseguró el jerarca. Los privados ya expresaron su voluntad de participar y solamente restan aspectos regulatorios que dependen de la Superintendencia de Servicios Financieros del BCU.

Graña considera que aún queda mucho camino por recorrer para estimular el ahorro. El BCU apuesta a la figura de los corresponsales financieros para que el instrumento tenga la mayor penetración posible en la sociedad. “El objetivo es captar el ahorro doméstico que no está integrado al sistema financiero”, y permitir un manejo más eficiente de los agregados monetarios. El M1 ampliado (M1’, suma de la emisión de dinero en poder del público, los depósitos a la vista y las cajas de ahorro del público en el sistema bancario) representa el 82% del circulante en moneda nacional.

Impacto gradual
El presidente del BCU consideró que el impacto de esta iniciativa sobre la inflación será “gradual”, pero permitirá ser “más eficaz” en el sesgo contractivo de la política monetaria. 

Precisamente, ayer, el Comité de Política Monetaria (Copom) tuvo su reunión trimestral en la que analizó el contexto macroeconómico global y doméstico, y evaluó la marcha de la política monetaria. En ese marco ratificó del rango objetivo para la inflación de 3% a 7% en el horizonte de política. “La brecha (de crecimiento) del producto (bruto interno) continúa siendo positiva, persistiendo presiones inflacionarias, tanto del lado de la demanda como de la oferta. En ese sentido, tanto la inflación efectiva como las expectativas de los agentes se mantienen notoriamente por encima del rango objetivo”, reconoció el Copom en su comunicado. 

De acuerdo a datos preliminares, el agregado definido como referencia de la política monetaria M1 ampliado habría crecido en el orden del 11,5% interanual en el trimestre enero-marzo, por debajo del rango indicativo definido en el Copom en enero (13%-15%). 
“La desaceleración de los medios de pago es coherente con una trayectoria gradual hacia el 8% en el horizonte de política, tasa consistente con la meta de inflación y el crecimiento del producto potencial”, indicó. El Copom decidió ratificar la “instancia contractiva” y fijó para el trimestre abril-junio, un rango de referencia indicativo de crecimiento del agregado M1 ampliado de 10%-13% interanual. 

Graña explicó que la inflación se atenúa con una “política monetaria contractiva” como la que se está instrumentado actualmente. Reconoció que este problema no se soluciona de un “día para el otro”. 

“Tenemos que estar preocupados pero no desesperados. Está bien que se generan ciertas luces de alarma para que los agentes económicos reaccionen, pero, desde el punto vista macroeconómico, la situación es de estabilidad. La inflación en estos niveles es un problema, pero de ninguna manera es una amenaza que nos haga encender luces de alarma”, culminó el titular del BCU.

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