lunes, 2 de noviembre de 2015

Uruguay contará con escaso empuje de los vecinos para impulsar su economía.

Qué pasará con Argentina y Brasil, y cómo influirá en Uruguay según los expertos.


Uruguay podrá esperar poco de sus vecinos para impulsar su economía doméstica en lo que resta del año y en 2016, aunque el resultado de la última elección presidencial de argentina abre una ventana de optimismo por cambios, pero sus resultados demandarán tiempo. En Brasil, los analistas privados están proyectando dos años consecutivos de caída de la economía, algo que no ocurría desde 1930, con una población cuyo descontento y pesimismo va en aumento. Esa fue la visión en líneas generales que trazaron analistas uruguayos y argentinos a El Observador sobre el panorama que se espera para los gigantes del Mercosur a corto plazo. 

El Ministerio de Economía (MEF) sigue con atención el desempeño de las economías regionales y su posible impacto a nivel domésticos. 

De hecho, hace dos semanas, emitió en el mercado internacional un bono en dólares por US$ 1.700 millones para asegurar el prefinaciamiento del país por lo menos hasta fines de 2016. 

A dos semanas de un balotaje que definirá el próximo presidente argentino entre el líder opositor Mauricio Macri y el oficialista Daniel Scioli, todo indica que habrá cambios, independientemente de quién tenga el privilegio de colocarse la banda presidencial que le traspasará Cristina Fernández de Kirchner el próximo 10 de diciembre. 

En diálogo con El Observador desde Buenos Aires el expresidente del Banco Central de la RepúblicaArgentina (BCRA) y asesor económico de Sergio Massa, Aldo Pignanelli, explicó que los "cambios" que enfrentará la economía vecina en los primeros meses del próximo mandato estarán condicionados por el "perfil" que tengan los equipos económicos de los candidatos a presidentes que están en carrera: Macri y Scioli. En ese sentido, indicó que por el lado de Macri todo parece perfilarse a que su equipo económico estará encabezado por el área más liberal y ortodoxa, a cargo del extitular del BCRA, Alfonso Prat Gay. 

A juicio de Pignanelli, el primer semestre de la próxima administración de gobierno "será difícil" producto del reordenamiento que habrá que aplicar en las principales variables macroeconómicas. "Es esperable que para el próximo año tengamos un crecimiento económico moderado, un consumo estancado al igual que las exportaciones", apuntó Pignanelli. Para el consenso de los analistas relevados por FocusEconomics el alza del PBI será de apenas 0,4% para 2016.

El déficit fiscal de Argentina ronda hoy el 8% del PIB. Una de las arduas tareas que tendrán las nuevas autoridades será achicar ese rojo de la cuentas públicas y reducir los aportes que hace a la caja del Estado el BCRA. Asimismo, Argentina perdió el superávit de su balanza comercial. Eso implica que las exportaciones no alcanzan a cubrir las importaciones, una de las razones que lleva a las restricciones para el acceso a dólares de la población. "El Banco Central está perdiendo más de US$ 100 millones de reservas por día, unos US$ 2.000 millones por mes", alertó el asesor económico de Massa. 

En ese sentido, explicó que dada la puja electoral entre Macri y Scioli, ninguno de los candidatos habla de "devaluación" porque a los votantes "no le gusta que le mencionen esa palabra". Pignanelli asegura que habrá un ajuste del tipo de cambio pero que no será abrupto. "Seguramente se procese una devaluación del eje del 30% y 40% con la aspiración de tener un solo tipo de cambio", indicó. 

En una línea similar el director ejecutivo de la gerenciadora de patrimonios FDI, Mariano Sardanas, consideró que su país "necesita de un dólar muy competitivo" que debería llevar el peso argentino a entre 18 y 21 unidades por dólar. No obstante, indicó que por ahora los equipos de Macri y Scioli hablan de un tipo de cambio a 15 o 16 pesos argentinos. Hoy el dólar oficial en Argentina cotiza a 9,45, mientras que el blue o paralelo se consigue a 15,7 pesos argentinos. "Argentina se enfrenta a la devaluación más esperada en la historia del país", dijo Sardans. A su juicio, gran parte de los productos y servicios ya incorporaron ese efecto cambiario en los precios, apuntó Sardans. 

Para el analista argentino, el "grave problema" que deberá enfrentar la próxima administración del gobierno argentino son los contratos a futuros de dólares que está emitiendo el BCRA. "Esto impedirá que se haga una devaluación relevante hasta junio o julio", explicó. A modo de hipótesis, indicó que si se llegase a devaluar a 16 pesos argentinos, el BCRA debería emitir cerca de 120 mil millones de pesos argentinos y volcarlos a la calle (unos US$ 12.600 millones). 

"Eso haría que la devaluación se pierda en unos pocos meses. Para que eso no ocurra, van a tener que esperar un tiempo a que esos contratos venzan, por los menos hasta junio (de 2016)", indicó. 

Otras de las medidas que espera Sardans del próximo gobierno es el ajuste fiscal. Recordó que tres cuartas partes del rojo del 8% de la cuentas públicas corresponde a subsidios que recaen en las clases más pudientes y en el conourbano de Buenos Aires, a través de tarifas como el gas, energía y transporte aéreo. "La gente sabe que está pagando tarifas que son ridículas, por eso espera un ajuste", afirmó. 

El cambio

Los expertos visualizan un giro en el clima de las inversiones en la vecina orilla. A juicio de Pignanelli, la mejora en la economía argentina para 2016 podría venir por el lado de las inversiones. En ese sentido, consideró que es probable que un eventual gobierno de Marcri haga anuncios referidos al ambiente de negocios que puedan ayudar a que comiencen a arribar capitales del exterior a Argentina. Para el asesor económico de Massa, el 2016 puede ser un "buen año" para la actualización y mejora en el valor de las propiedades, así como las acciones y los bonos. 

Para Marcos Soto, gerente senior de PwC Uruguay, es de esperar que la próxima administración argentina tenga que hacer "algunos ajustes" para "transparentar" el funcionamiento de instituciones como el Instituto de Estadísticas (Indec) para contar con "cifras más creíbles" para el mercado. "Es muy difícil invertir en un país sin saber cuál es la inflación. Uno de los grandes desafíos será devolverle la confianza a los agentes", explicó. Añadió que una de las versiones que ha circulado en el equipo de Macri es que privados estarían dispuestos a ofrecerle "financiamiento" al gobierno. 

A su vez, Sardans comentó que corre con "fuerza el rumor" de que un eventual gobierno de Macri estaría evaluando volver a acceder a líneas de crédito con el Fondo Monetario Internacional (FMI), del cual Argentina es miembro. "Es el prestamista más fácil de acceder con tasas de interés de 2% a 3% (anual en dólares), contra el 10% que debería convalidar Argentina en otras opciones", señaló. "Se habla de un crédito puente de entre US$ 20.000 millones y US$ 30.000 millones para fortalecer al Banco Central", comentó. 

Por otro lado, una segunda etapa abarcaría una negociación con los acreedores a los que el kirchnerismo llama "fondos buitres" para acordar su pago. La tercera medida que anunció Macri es la eliminación de las retenciones a las exportaciones de granos en caso que sea el futuro presidente. "Eso va a llevar a que los productores saquen todos los granos que tienen en los silos bolsas, algo que ayudará a la balanza comercial", destacó Sardans. 

En el otro extremo, las noticias que llegan del vecino del norte para Uruguay son cada vez menos alentadoras. El clima de pesimismo de los agentes económicos empeora cada día con perspectivas cada vez más negativas, y un aumento de la desconfianza de la población en el sistema político por los hechos de corrupción que salpican al partido de gobierno de Dilma Rousseff, pero también a otros partidos. 

La última encuesta de expectativas del Banco Central de Brasil proyectó una contracción de la economía brasileña de 3,2% para este año, bastante por encima de la caída de 1,5% que espera el gobierno de Rousseff. El tipo de cambio cerraría en eje de los 4 reales por dólar y la inflación en 9,8%. La recuperación tampoco vendría en 2016, con una estimación de caída del PIB de 1,4%, pero una desaceleración de la inflación a 6,2%, según la última encuesta que divulgó la autoridad monetaria brasileña. 

"Brasil enfrenta un panorama complejo. Está en recesión, con una inflación elevada y un déficit fiscal que ronda el 8%. Las principales variables están desequilibrada", alerto Soto de PwC. Dijo que para tener una magnitud de la crisis económica brasileña, hay que remontarse a 1930 para encontrar dos años de caída de la actividad en forma consecutiva, en caso que se confirmen los pronósticos de los privados para 2016. 

"Esto habla de la incapacidad de superar la situación respecto a años anteriores. Además, deja en evidencia la falta de liderazgo político en avanzar en sus programas de ajuste fiscal", afirmó. Uno de los motores de la economía brasileña, el consumo interno, muestra señales de debilidad con un desempleo que ya ronda el 9%, hecho que agrava el clima de pesimismo de la población.

"Será difícil esperar noticias positivas de Brasil para el próximo año", consideró Soto. De todas formas, dejó abierta la puerta para un posible cambio de viento en vista de los "antecedentes" de la economía brasileña de salir rápidamente de coyunturas comprometidas. 


Impactos local sobre turismo e inversión

Para el director ejecutivo de la gerenciadora de patrimonios FDI, Mariano Sardans, uno de los primeros impactos que tendrá Uruguay luego del balotaje en la vecina orilla será el retiro de capitales argentinos que "no están obteniendo la rentabildiad que esperaban en territorio uruguayo".
Según el experto de FDI, que cuenta con una oficina en Montevideo, varios inversores argentinos en campos y propiedades inmobiliarias en Uruguay "quieren vender" y volver a su país. A su juicio, la principal razón de esto obedece al "encarecimiento" de Uruguay para esos inversores.
En la vereda opuesta y con una mirada más optimista, el gerente senior de PwC, Marcos Soto, considera que desde Argentina de aquí en más se deberían "esperar buenas noticias". 
A nivel de comercio exterior, recordó que Argentina pesa cada vez menos con una participación de apenas 4% de las exportaciones de bienes y que no se vislumbran "nuevas barreras" para el ingreso de productos locales. 
En cambio, se mostró más cauto por un posible "triple efecto" sobre el turismo en Uruguay producto del encarecimiento de la economía local frente a Brasil y Argentina. Eso puede provocar que un menor número de brasileños llegue a Uruguay para vacacionar, que más argentinos escojan Brasil en lugar de Uruguay, y que crezca el número de turistas uruguayos que programa sus vacaciones en territorio brasileño en lugar de optar por las playas locales. "A nivel de exportación de servicios puede existir una afectación directa. Más allá que alguna base como Punta del Este tenga cierta estabilidad", estimó Soto. 
Otro de los impactos está vinculado al papel de las inversión brasileña en Uruguay. 
En la última década algunos grupos de ese país realizaron fuertes inversiones en el país como fue el caso de la carne por medio de las multinacionales JBS, Marfrig y Minerva, pero también hubo desembarques en otros rubros industriales. 
Para Soto, la crisis brasileña puede traer aparejado dos escenarios. Uno de ellos implicará que los proyectos de interancionalización de las empresas brasileñas quedan por el camino. 


No obstante, el otro escenario implica que se abra una "ventana de oportunidad" para firmas brasileñas que quieran diversificar el riesgo y opten por salir e invertir en países vecinos como Uruguay como un plaza más segura. "Lo hemos visto con Argentina cuando estuvo mal y se dio la llegada de un flujo importante de capitales", remarcó el gerente de PwC.


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