viernes, 4 de noviembre de 2011

Cinco protagonistas en transición.

El 90% del mercado bancario uruguayo está definido por el Banco República, el Santander, el Nuevo Banco Comercial, el BBVA y el Itaú. En este momento todos ellos viven procesos de transición. Asistimos a la fascinante gestación de un nuevo panorama financiero.

El escenario de rentabilidades esquivas descrito en las notas de las últimas dos semanas, sumado a la reducción de la banca "regional" tras la crisis de 2002, favoreció un proceso de consolidación que va dejando progresivamente menos espacio para cada vez menos empresas. En 2002 quebraron los tres principales bancos privados de la época y de ese proceso resultó el Nuevo Banco Comercial. En tanto, el Santander absorbió a ABN Amor y el BBVA a Credit Agricole. El HSBC hizo la difícil apuesta al crecimiento orgánico. La concentración creció mucho en pocos años y las compraventas más relevantes ya ocurrieron. En conjunto, los bancos Santander, Itaú, BBVA y Nuevo Banco Comercial son el 75% del mercado privado. Y, sumando al BROU, los cinco representan el 90% del mercado. Fuera de este quinteto, hay bancos con enfoques interesantes, pero están obligados a un gerenciamiento innovador y a una ejecución más exigente con menor patrimonio, fondeo y red de distribución. Desde el 2000, también a nivel global se redefinió la banca. Las sucursales se convierten en "showrooms" y las redes de internet banking, mobile banking y ATM cobran protagonismo, en un marco de decisiones centralizadas y estándar. Regulaciones y cambios en los centros financieros desplazan las viejas estrategias. Los cinco mayores bancos de Uruguay, cada uno de diferente modo, viven hoy procesos de transición.

BANCO REPÚBLICA

El BROU pasó en 2002 un dilema crítico, similar a un proceso concursal con reestructura de pasivos por ley. El proceso fue calmo y, dada la tasa que reconoció sobre los pasivos reestructurados, cuando terminó, hubo clientes añorando el lapso de excepción.

Hoy, con bancos privados perdiendo o ganando poco, el BROU muestra una interesante rentabilidad que, en parte, resulta de las ganancias inesperadas de las carteras morosas transferidas durante la crisis y, aprovechando su vasta red, representa el 50% del sistema financiero. Se apoya en sus ventajas respecto a los fondos de las entidades públicas y en el régimen de préstamos sociales que le permite operar a tasas aceptables con bajo riesgo. Ahora es más activo en el mercado de banca corporativa y más flexible ante sus riesgos, en tanto minimiza los criterios políticos en la asignación de créditos. Podría alcanzar una rentabilidad mayor si brindase los servicios bancarios conexos que ofrece su competencia. Eso requeriría afinar la estrategia, lo que las empresas suelen desatender cuando los resultados no apremian. Sin embargo, la merma de aquellas ganancias extraordinarias lo obligará a resolver su rumbo para mantener buenos resultados.

BANCO SANTANDER

En segundo lugar está el Santander, que creció en tamaño relativo debido a la quiebra de los bancos regionales en 2002 y a la compra del ABN Amro Bank. Va saliendo de esa fusión, compleja como todas y más aún por haber digerido al que fue el principal banco privado que, además, tenía diferente estrategia. Opera en casi todas las áreas (banca corporativa, minorista, proyectos, banca privada) y se esfuerza por lograr más presencia en el sector agropecuario. En micro-créditos, que era uno de sus vacíos, la compra de Creditel lo posicionó como un actor clave.

BBVA

BBVA está en un proceso aún más reciente de fusión y, por ello, tiene los pendientes que toda fusión genera. Comprar el banco a Credit Agricole le permitió pasar de una banca corporativa media, a un lugar más importante, aprovechando la activa presencia que Credit tenía en el interior del país. Pero toda fusión, incluso eficiente, implica distracción, y eso todavía afecta hoy a BBVA, un actor protagónico en el nuevo escenario.

ITAÚ

Itaú es muy exitoso en Brasil, juega un papel creciente a nivel global y enfrentó inconveniencias de ajuste en ciertos mercados. A eso, suma su fusión con Unibanco, con las consiguientes oportunidades y desafíos en Brasil. En Uruguay, tomó el banco y la gerencia del Banco de Boston y mantiene una buena inserción en banca corporativa. Además, opera banca persona del sector ABC1, con la emisión de tarjetas de crédito y débito y una exitosa táctica de grupos de afinidad. En los sectores medios y populares logra una buena penetración mediante OCA.

Aparte, su nivel de sindicalización, relativamente bajo, le permite operar con alguna desenvoltura.

Los objetivos que internacionalmente define Itaú serán, sin embargo, difíciles de alcanzar en el mercado uruguayo, pleno de restricciones.

NUEVO BANCO COMERCIAL

El Nuevo Banco Comercial, ahora adquirido por Scotiabank, fue administrado hasta este año por un fondo internacional de private equity y, si bien fue un excelente negocio para los inversores, no se enfocó en la visión de largo plazo que suelen enfatizar un comprador estratégico. Entre otros desafíos, tiene la necesidad de fortalecer su sistema de gestión. Está, como todos los restantes, en proceso de transición. Cuenta, para ello, con un nuevo liderazgo, de talante moderno. Y tiene su amplia red de sucursales, buena inserción en financiamiento agropecuario, convenios para emisión de tarjetas y, además, una excelente entrada al mundo de las microfinanzas por su incorporación de Pronto!

Para los bancos privados, el proceso de consolidación invitaría a nuevas adquisiciones, pero los bancos más atractivos ya han sido absorbidos. El futuro depende de las decisiones que están adoptando ahora.


Fuente: http://www.elpais.com.uy/suplemento/empresario/cinco-protagonistas-en-transicion/elempre_604056_111104.html

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