lunes, 10 de junio de 2013

Definen giro en política económica para preservar la competitividad.

Desalientan ingreso de capitales externos y hacen menos predecible al tipo de cambio.

"Somos fundamentalistas en los objetivos y somos flexibles en los instrumentos”, con esta frase el ministro de Economía, Fernando Lorenzo, justificó la batería de medidas que definió ayer el Comité de Coordinación Macroeconómica para mitigar acontecimientos que “ponían en riesgo” los fundamentos de la economía. Entre ellos, una apreciación excesiva del tipo de cambio producto del ingreso masivo de capitales especulativos del exterior, “lo que ha provocado distorsiones en los mercados cambiario y monetario, así como un mayor costo fiscal asociado al mantenimiento de la estabilidad en los referidos mercados”, explicó el comunicado que divulgó el Comité de Coordinación Macroeconómica.
Luego de analizar y discutir un diagnóstico de la coyuntura actual, el gobierno decidió extender el régimen de fondos inmovilizados a la tenencia de títulos de no residentes emitidos por el Ministerio de Economía, medida que ya opera para las emisiones del Banco Central del Uruguay (BCU) y que desde el próximo 1º de julio será del 50% para ambos casos (ver infografía). Lorenzo dijo que los encajes sobre las emisiones del Tesoro tienen como uno de sus objetivos centrales el “mantenimiento de la estabilidad de precios” del país.
Pero ese anuncio, esperado por el mercado, no fue el único. Adicionalmente, se comunicó que el margen de tolerancia para el rango de inflación será de 2 puntos porcentuales a partir del 1º de julio de 2014, llevando el rango meta de 3% a 7% (hoy está en 4% a 6%) con un horizonte de 24 meses en lugar de 18 meses. Asimismo, el BCU reemplazará la tasa de interés como instrumento de referencia para la política monetaria y volverá nuevamente a utilizar un régimen de agregados monetarios, cuyos parámetros se definirán el próximo 27 de junio.
Fundamento.

Lorenzo explicó y fundamentó este cambio sustantivo en los instrumentos de la política económica, en un contexto internacional marcado por “altos grados” de incertidumbre y volatilidad. Destacó como hecho “más importante” el mantenimiento de políticas expansivas en los países desarrollados y bajas tasas de interés.
“Hoy (por ayer) el Banco Central de Europa mantuvo la tasa de interés en 0,5%”, ejemplificó. El ministro recordó que este contexto llevó a que Uruguay comenzara a recibir flujos de capitales del exterior. En este sentido, Lorenzo indicó que a fines de 2011 solamente el 2% del porfolio de deuda del MEF estaba en manos de no residentes. Esa cifra trepó al 10% en agosto de 2012 y a 50% al cierre de mayo de este año.  “El diagnóstico que podemos hacer es que estas presiones de capitales externos amenaza con afectar los fundamentos de la economía (..) y pone en riesgo el crecimiento y desarrollo del país”, advirtió. 
Por su parte, el presidente del BCU, Mario Bergara, defendió la necesidad de aplicar una “batería de medidas” porque la decisión individual que tomó en agosto de 2012 la autoridad monetaria limitando la participación de capitales de no residentes en sus emisiones “tuvo su efecto”, pero “dejó espacio para las apreciaciones cambiarias”. Por otro lado, retiró que el gobierno no es “fundamentalista” en los instrumentos que utiliza para ser “más eficientes” en el manejo de su política. Explicó que el cambio de la tasa de interés por una política de agregados monetario –que estuvo vigente entre 2003 y 2007– obedece a que el contexto regional y global es “sustancialmente diferente” a cuando se optó por el cambio.
“Uno tiene que adaptar los instrumentos a la consecución de los objetivos”, afirmó el titular del BCU. Indicó que el diagnóstico arrojaba que la tasa de interés tenía una incidencia prácticamente nula en la operativa financiera, y por ende en la moderación de las presiones inflacionarias que viene enfrentando el gobierno. Precisamente, un contexto global de “mayor incertidumbre y volatilidad” fue lo que determinó una ampliación del rango meta.
Los agentes privados venían exigiendo hace varios meses al gobierno “un sinceramiento” del rango inflacionario. El Banco Central había insistido en que “rejalar” el rango de inflación restaría “credibilidad” al compromiso de contener la suba de precios. Por otro lado, Lorenzo descartó que el cambio del rango meta pueda tener alguna incidencia en el resultado de las negociaciones salariales, y recordó que el techo del rango en los próximos 12 meses se mantendrá entre 4% y 6%.

Para los analistas, la inflación quedó relegada a segundo plano

Las medidas anunciadas ayer por el Ministerio de Economía y el Banco Central fueron interpretadas por los expertos como un relajamiento del compromiso para el combate de la inflación y una mayor preocupación por la desaceleración de la economía y la trayectoria del tipo de cambio, que compromete la competitividad de la producción local. Según los analistas consultados por El Observador, evidencian una confianza en que las presiones sobre los precios internos cederán debido a la desaceleración de la economía, a lo que se sumará el componente de deflación importada. Los profesionales entienden también que se busca introducir una mayor “volatilidad” y menor “previsibilidad” en el mercado de cambios para desincentivar el fuerte flujo de capitales especulativos del exterior. Para el economista Alfonso Capurro de CPA Ferrere, las medidas anunciadas “ayudarán” al objetivo de reducir el déficit parafiscal en el que incurre el gobierno para financiar las operaciones en el mercado de cambios que buscan sostener la cotización del dólar. De esta forma, se favorecerá un acercamiento de la evolución cambiaria local a los valores de fundamento que a nivel global marcan una valorización de la divisa. No obstante, Capurro señaló que “falta algo” que demuestre que se mantiene el compromiso del Banco Central con la lucha antiinflación, “que es el mandato principal” de la institución. “Esperamos que en el Copom (Comité de Política Monetaria) se explicite un compromiso más firme” con el combate a la suba de precios, dijo, sobre todo partiendo de un contexto de “expectativas desancladas” con el objetivo de inflación que persiguen las autoridades. En igual sentido se pronunció, Aldo Lema de Vixion Consultores. Lema sostuvo que el cambio hacia el manejo de agregados monetarios “puede reflejar un intento por desarrollar una política monetaria más expansiva”, lo cual “en un contexto de expectativas desancladas, poca credibilidad y mayor incertidumbre por el manejo de instrumentos, acentúa el escenario de estanflación”. “Esa es la principal consecuencia que se veo de estas dos medidas”, en referencia al pasaje al control de la base monetaria y en la ampliación del rango objetivo de inflación de 3% a 7%. Es por eso que Lema espera que la inflación “difícilmente” caiga de 8%, y que se mantenga entre ese guarismo y 9%.
En igual sentido, Pablo Rosselli de Deloitte dijo a El Observador que “no es clara” la lógica en el cambio de instrumentos de política monetaria, aunque coincidió en que se busca dar una “tónica más expansiva” a la política, en un contexto de “persistencia” de presiones sobre todo vinculadas a incrementos salariales reales. Para que la medida cobren “consistencia”, agregó, sería necesario acompañarlas de “anuncios de que el gasto público deja de crecer, y que va a haber una moderación muy importante en los salarios. Aquí tenemos dos problemas: se procuran aumentos en términos reales notoriamente superiores a la mejora de competitividad, y los aumentos nominales están anclados en expectativas de inflación altas”, acotó Rosselli. Es por esto que interpreta que las medidas responden a “un escenario de desaceleración de la economía”, por encima de la preocupación por la suba de precios.

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