miércoles, 8 de diciembre de 2010

Se reduce la intermediación bancaria

Se explica por una menor demanda de créditos por las empresas y ante mejores opciones de inversión que encuentran los ahorristas en otros instrumentos

El rol tradicional de los bancos es el de intermediar entre el ahorro de quienes que tienen excedentes y las necesidades de financiamiento por parte de aquellos otros que no cuentan momentáneamente con los recursos suficientes.

En el Gráfico N° 1 se muestra la evolución de la intermediación bancaria, esto es los depósitos del sector privado en el sistema bancario y los créditos que este les otorgó, expresados en términos del PIB. Se ve claramente que la crisis del año 2002 afectó al negocio bancario al punto tal que, en términos del PIB, la intermediación bancaria se redujo al día de hoy a la mitad de la registrada anteriormente. En particular, la caída relativa ha sido más importante a nivel de los créditos concedidos, pero también disminuyeron relativamente los depósitos.

Esta disminución del negocio bancario se ve reflejada también en el número de instituciones. Previo a la crisis de 2002 operaban en plaza 22 bancos, en la actualidad son 14 y a partir del año próximo serán 13 cuando se concrete la absorción del Crédit Uruguay por el BBVA.

Ante esta realidad, el gobierno procura que aumente el grado de bancarización de la población por medio de medidas tales como la universalización del pago de salarios a través del sistema bancario, o la generalización del uso de tarjetas de débito, de manera que el negocio bancario pueda obtener una mayor rentabilidad a través de estos servicios.

En la presente nota analizaremos la evolución del negocio bancario tradicional, la intermediación financiera, tratando de explicar el porqué de tal disminución.

DEPÓSITOS. Los depósitos del sector privado en el sistema bancario ascendieron a US$ 17.525 millones al mes de octubre. Ello representa un incremento del 14,4% con respecto al cierre de 2009 (US$ 2.200 millones).

En los últimos meses se acentuó el proceso de pesificación de los depósitos, tal cual se puede apreciar en el Gráfico N° 2. Dicho proceso había comenzado en el año 2004 cuando las colocaciones en moneda extranjera representaban más del 90% de los depósitos totales, pero se revirtió en el segundo semestre del año 2008 a raíz de la crisis financiera internacional. A mediados de 2009 se volvió a la senda anterior, fenómeno que se acentuó en el último cuatrimestre. Tal comportamiento es la respuesta lógica de los agentes ante la evolución del tipo de cambio. Mientras la economía crece a tasas elevadas y se aprecia el peso frente al dólar, aumentan los depósitos en moneda nacional. Cuando el contexto es incierto, como lo fue entre fines de 2008 y mediados de 2009, se desvaloriza relativamente la moneda, lo que unido a la incertidumbre, torna más atractivas las colocaciones en dólares.

Pero por otro lado, se incrementó la liquidez de los depósitos tal como se puede apreciar en el Gráfico N° 3. El comportamiento de los agentes al respecto también es racional. Los rendimientos esperados por los depósitos bancarios son inferiores a los que se pueden obtener en otro tipo de colocaciones. A vía de ejemplo, las tasas en moneda extranjera que pagó en promedio el sistema bancario para inmovilizaciones entre 3 y 6 meses a lo largo del presente año se situaron en el 0,6% anual, guarismo que sube al 1% si se trata de colocaciones entre 6 meses y un año. Un retorno que no cubre bajo ningún concepto la pérdida del capital asociada a la devaluación del dólar y tampoco justifica su inmovilidad.

Por su parte, las tasas en pesos han sido neutras, es decir se han ubicado en niveles similares a la inflación, por lo que las colocaciones en UI, y en particular en Letras de Regulación Monetaria denominadas en esa variable son más atractivas.

De todas formas, en el margen se observan algunos cambios relevantes. Si bien los depósitos a la vista crecieron a un ritmo mayor que aquellos a plazo en los diez primeros meses del presente año (18% y 0,5% respectivamente), al desagregar por monedas vemos comportamientos distintos. Los depósitos en moneda nacional fueron los que más crecieron (18%), pero dentro de estos, son las colocaciones a plazo las que más aumentan (28% frente al 15% de los depósitos a la vista). Las colocaciones en moneda extranjera subieron un 13% en el período considerado; se incrementaron los depósitos a la vista (18%) y cayeron los depósitos a plazo (-7%).

El otro cambio importante que sufrió la estructura de depósitos del sector privado en el sistema bancario es el que refiere a la nacionalidad de los ahorristas. A partir de la apertura financiera de mediados de los años setenta y hasta la crisis del año 2002, Uruguay se posicionó como una plaza financiera regional que fue captando cada vez mayor volumen de depósitos de ciudadanos extranjeros, fundamentalmente argentinos, atraídos por la seguridad que se les ofrecía. Tan es así que a fines de 2001, los depósitos de los no residentes ascendían a US$ 6.200 millones, lo que representaba el 41% del total de los depósitos colocados en el sistema en aquel entonces, y equivalían al 27% del PIB.

Durante la crisis de 2002 los depósitos de no residentes fueron los que más cayeron, y durante mucho tiempo se mantuvieron muy sumergidos, comenzando a recuperarse en el año 2007, aunque lejos están de aquel nivel.

Hasta el mes de agosto del presente año, se mantuvieron estables en torno a los US$ 3.000 millones, pero en los dos últimos meses volvieron a incrementarse ubicándose actualmente en US$ 3.125 millones (18% del total de los depósitos). Los cambios anunciados en cuanto al secreto bancario parecería que, por el momento, no han generado impactos negativos.

CRÉDITOS. Los depósitos que recibe el sistema bancario son la principal fuente de financiamiento de los créditos que otorga. Al mes de octubre, los préstamos concedidos ascendían al equivalente de US$ 8.037 millones. Si comparamos con las cifras al cierre de 2009, observamos que se incrementaron en US$ 824 millones (una tasa anualizada del 13,9%).

Al ser la uruguaya una economía dolarizada, la primera distinción importante en cuanto a la evolución del crédito, es ver en que moneda se otorgó. Al igual que lo que acontece con los depósitos, son las operaciones en moneda nacional las que más aumentan, las dos terceras partes del incremento de los préstamos correspondieron a créditos en moneda nacional. Debido a ello, aumentó el grado de pesificación, esto es, la participación de préstamos en pesos en el total de los créditos concedidos.

De hecho, este es un fenómeno que ya lleva años en el país y responde a varias causas, algunas de las cuales ya hemos señalado. En primer lugar, los cambios en la regulación del BCU que determina que los préstamos deben otorgarse en la moneda en que percibe sus ingresos el deudor. Se trata de una norma prudente que busca minimizar el riesgo de una devaluación. Con anterioridad a la crisis de 2002 no regía tal restricción, y por aquel entonces la gran mayoría de los créditos se concedían en dólares. Y gran parte de ellos no pudieron ser honrados debido a la devaluación y a la propia crisis económica.

Pero también incidió en ello la evolución de los precios relativos, los cambios en las fuentes de financiamiento en el sector productivo y las opciones de inversión de los propios bancos. Con respecto a este último punto, hasta el año 2007 aproximadamente, dos tercios del crédito concedido por el sistema bancario se dirigía al sector empresarial y el tercio restante a las familias. Por aquel entonces, los bancos uruguayos tenían colocaciones muy importantes en el exterior. Al detectarse los primeros síntomas de la crisis internacional y comenzar a disminuir los retornos obtenidos en el exterior, los bancos repatriaron ese dinero y comenzaron a canalizarlo internamente, en particular hacia las familias que perciben ingresos en moneda nacional, de ahí que crezca el crédito en esa moneda.

El Gráfico N° 4 muestra, precisamente, que son los préstamos a las familias los que más crecen en los últimos años. Tal aumento se explica tanto por el mayor poder adquisitivo de la población que estimula un mayor consumo, fundamentalmente de bienes duraderos, y por otro lado por la menor demanda relativa del sector empresarial. Este comportamiento se debe a los cambios que ha sufrido el sector empresarial, con una presencia cada vez más importante de inversiones extranjeras, que no se financian a través de la banca local, y a la propia liquidez de las empresas que financian sus proyectos con fondos propios.

1 comentario:

  1. Fuente: El País/ 08-12-2010
    http://www.elpais.com.uy/suplemento/economiaymercado/se-reduce-la-intermediacion-bancaria/ecoymer_533358_101206.html

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